Hace poco culminé de leer "El mundo de Sofía", escrita por el noruego Jostein Gaarder, que se basa en la historia de una joven que irá conociendo su propia identidad mientras descubre la capacidad humana de hacer preguntas.
En el tercer año de secundaria, en el curso de Literatura con el profesor Césare, se nos presentó un fragmento de esta obra. En ese momento no era capaz de entenderlo, estaba totalmente bloqueado por otros pensamientos, pero, dos años después, ya puedo decir que he comprendido de verdad dicho texto y que puedo explicarlo con mis propias palabras.

Pero esos seres de dentro de la piel no escuchan a los filósofos"
Puedo comprender que el conejo está dentro del sombrero del mago y que su única intención es, realmente, conocer a éste. Hablando del mundo, sabemos que el mundo no es un engaño por que nosotros mismos andamos por la tierra formando una parte del mismo, en realidad, todos los seres humanos vivimos en el interior del conejo. En cuanto al conejo blanco, quizás convenga compararlo con el universo entero. Los que vivimos aquí somos unos bichos minúsculos que vivimos muy dentro de la piel de conejo. Los filósofos son aquellos que “intentan subir a la parte más fina de la piel del conejo con intención de conocer al mago” y quienes le gritan a los ignorantes, los cuales no les interesa el mundo que los rodea, es decir, se van enterrando más y más dentro de la piel ese conejo. La diferencia entre nosotros y el conejo blanco es simplemente que, el conejo no siente que participa en el juego de magia. Nosotros, en cambio, somos distintos. Pensamos que participamos en algo misterioso y nos gustaría desvelar ese misterio.
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